miércoles, 15 de julio de 2009

Una mujer dijo...

“Me siento gorda y fea”¿Quién no ha dicho alguna vez esta frase? ¿Quién no se siente así de vez en cuando? Cuando te pasa esto te probas mil veces el armario y no te ves bien con nada, pensas que deberías adelgazar pero lo único que te apetece es tumbarte en el sofá a comer chocolate y ver la tele, te sientes de todo menos atractiva y sexy, te ves poca cosa frente a las impresionantes mujeres que ves en la tele y en las revistas, te pones depre y no te apetece hacer nada… Esto suele pasarte cuando te vas a probar ropa y no te entra la talla que vos querías, cuando te acaba de dejar un chico, cuando vas a ponerte tus pantalones preferidos y comprobas que no te entran, cuando te pegas un atracón de revistas femeninas y ves que no pareces nada a las modelos que salen en ellas, cuando tenes las hormonas revueltas… Pero para algo tenían que servir los 30: por fin he conseguido desarrollar tácticas de defensa efectivas contra estos sentimientos tan típicamente femeninos. les cuento.Prohibido el "tumbing". No hay nada peor que quedarse en el sofá o la cama cuando lo que piensas es que deberías empezar a hacer ejercicio, cuando lo que no quieres de ninguna manera es asaltar la heladera y seguir comiendo. Cuando me siento gorda… ¡A la calle! Me obligo a salir a la calle a pasear para despejarme, para alejarme de la heladera y hacer algo de ejercicio. Una horita paseando -o hasta que llegue la hora de comer o de cenar- te deja como nueva, activa tu cuerpo, mejora el humor, entretiene la mente y encima, quema calorías. Compensa comidas. Para no ponerme morada de porquerías cuando me entra la depre, intento no tener en casa muchas tentaciones -excepto chocolate, eso es sagrado-. Pero si me apetece muchísimo unas galletitas,o un helado o cualquier otro capricho, me lo como sin problemas y lo compenso en la siguiente comida o incluso durante todo el día siguiente. Si algo he aprendido con los años, es que no merece la pena privarse de nada y menos aún pasar hambre por estar delgada (la mejor forma de estar delgada es comer bien, de todo y sin obsesiones). Si te sentis gorda y fea, date un capricho si quieres pero llena tu heladera de fruta, pescado y verduras: un par de días comiendo bien y empezarás a sentirte mucho mejor(aunque odies las verduras, como en mi caso). No te quejes, actúa. Lamentarte no vale de nada ni te va a hacer sentir mejor. Si te sentis así, pone manos a la obra para cambiarlo, pero ¡ya! Empezá con "el paseo" y segui con el gimnasio (lo de hacer ejercicio por tu cuenta no funciona), por eliminar la comida basura de tu dieta y por ir a ver a un nutricionista si de verdad necesitas adelgazar. En cuanto veo que me estoy pasando de comer o de vaga, me pongo manos a la obra antes de meterme en la famosa pescadilla que se muerde la cola”: como te sientes gorda, te da pereza hacer ejercicio, y como no lo haces, cada vez te sientes más gorda y más perezosa. Otra cosa que hago es irme a todas partes caminando; no hay nada como el transporte público para ejercitar el cuerpo.Ponete linda. No hay nada peor que sentirte fea y encima ponerte fea, con ropa vieja y oscura. Yo antes siempre iba al trabajo con la ropa más corriente que tenía, la de batalla, y reservaba las cosas bonitas para el fin de semana (a veces tardaba meses en estrenar las cosas). Tampoco le prestaba mucha atención a mi cara o a mi pelo, lo cual me hacía sentir realmente deplorable. Por no hablar de si, encima ese día te encuentras casualmente con el chico que te gusta (¿por quéeee?). Ahora siempre me pongo linda para ir a trabajar, meto todo el color y complementos que puedo en mis looks; me ducho todos los días (cuando estás depre te saltas alguno), me limpio bien la cara mañana y noche para que tenga buen aspecto; me pongo autobronceador facial, me arreglo el pelo y lo llevo bien limpio… Cuando me veo en el espejo del ascensor me siento mucho mejor, y si encima me dicen algún piropillo por la calle, empiezo a pensar que no estoy tan gorda ni tan fea. Fuera revistas. Y todo tipo de malas influencias. Cuando me da por pensar la típica estupidez de que nunca tendré las increíbles piernas, la maravillosa piel, la bonita cara o la tripa lisa que tienen las chicas de las revistas, las mando todas a tomar por saco. Me gustan las revistas de moda, pero leer demasiadas, sobre todo en épocas bajas de tu vida, te puede envenenar un poco. Lo que hago es intentar leer (literatura) más que nunca, disfrutar de hombres y mujeres interesantes intelectualmente, especiales y deseables sin tener ningún cuerpo estereotipado. Fuera todo tipo de “malas influencias”, de cosas que te hacen sentir poca cosa.

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